Categoría: TRABAJOS PARA EL CONCURSO DE DISEÑO DE ALLARIZ 2025
«O MURMURIO DA LIBERDADE»
La libertad florece donde la naturaleza es dueña de sí misma
“El murmullo de libertad” representa la libertad desde la calma, el silencio y el movimiento natural del agua y del viento. No es un espacio para observar, sino para sentir. En él no existen caminos definidos, porque la libertad no tiene una sola dirección. El visitante puede recorrerlo sin normas, guiado por los sonidos del agua, los colores de las flores o el aroma de las plantas. Su propósito es recordar que la libertad no siempre se expresa en grandes gestos, sino también en esos pequeños instantes de serenidad que nos ofrece la naturaleza cuando aprendemos a escucharla.

El jardín nace como un espacio de introspección y conexión con la naturaleza gallega. Se trata de un lugar donde la libertad no se entiende como fuga, sino como regreso al origen. Inspirado en el paisaje gallego y en la energía del símbolo celta del trisquel, el diseño propone un recorrido sensorial articulado en torno a cuatro conceptos:
FLUIR
Una pequeña cascada da origen al agua que fluye por un canal serpenteante, simbolizando el movimiento continuo y la libertad natural. Este canal rodea el laberinto de hibiscos, cuyas flores evolucionan del blanco exterior al rojo intenso del centro.


BÚSQUEDA INTERIOR E IDENTIDAD
El laberinto de hibiscos (Hibiscus syriacus) trazado con grava clara en forma de trisquel celta, representa la identidad gallega, el movimiento eterno y el flujo constante de la vida. Su transición cromática simboliza la búsqueda interior: de la calma inicial a la plenitud emocional. Aquí, la libertad se entiende como un regreso a las raíces, un reconocimiento de la identidad gallega.

ARMONÍA NATURAL
Al este, una rocalla cierra el recorrido mostrando la naturaleza espontánea y armónica: romero (Rosmarinus officinalis), lavanda (Lavandula angustifolia), salvia (Salvia officinalis) y menta (Mentha piperita) se entremezclan con frambuesas (Rubus idaeus) y un madroño (Arbutus unedo).

El visitante avanza a lo largo del jardín sin caminos definidos. Todo el terreno está cubierto por tomillo rastrero (Thymus serpyllum) en floración morada, creando una superficie continua y perfumada que invita a recorrer el espacio con calma.
A lo largo del jardín, se distribuyen bancos de piedra acompañados de durillos brillantes (Viburnum lucidum), rododendros (Rhododendron hibrido) y gardenias (Gardenia jasminoides), que ofrecen lugares de descanso y contemplación.
Apostando por la sostenibilidad y el reciclaje, las piedras que componen la rocalla, la grava que cubre la superficie del laberinto y la madera para construir los puentes que atraviesan el canal, se tomarán de jardines de la última edición del Festival Internacional de Xardíns de Allariz.
El jardín, sin fronteras visuales ni caminos definidos, propone una experiencia donde cada persona puede fluir, perderse y reencontrarse. Un lugar que celebra la libertad en todas sus formas: la del agua que corre, la de la flor que se abre, la del pensamiento que se calma, y la del alma que vuelve a reconectar con la tierra que la vio nacer.








